Fuente: elEconomista
El eterno pulso entre lo analógico (lo anterior) y lo digital (lo nuevo) por fin va a resolverse por la vía de unos hechos extraordinarios. La pandemia del Covid-19 ha acelerado definitivamente la transición de la III a la IV Revolución Industrial. Un proceso que no ha perdonado a los actores más rezagados del sector educativo. Aunque las previsiones macroeconómicas son sombrías, pues EEUU ha perdido 30 millones de puestos de trabajo en seis semanas y Latinoamérica perderá cerca del 5%, esta crisis abre un mundo inmenso de posibilidades cuyo colofón será la comoditización definitiva de una parte de la educación universitaria, es decir, la generación de un tablero de juego donde el esfuerzo y el talento -y no el dinero o la geografía- determinarán un nuevo escenario.